Al pintar "La
cesta de pan" Dalí, todavía no había leído a Fulcanelli, el alquimista
del siglo XX; debió descubrirlo tardíamente, en algún momento durante los años
60, muy posteriormente a Breton que también lo leyó; a ambos, les causó un gran
impacto. Tardíamente, en 1979, Dalí escribía estas líneas:
"Uno de
mis cuadros más famosos, "La cesta de pan", es la pintura más
esotérica y surrealista de todo lo que he pintado hasta ahora. Yo mismo creía
que se trataba de una naturaleza muerta. Nada de eso. Lea lo que dice
Fulcanelli a propósito de una de los artesonados del castillo de Dampierre-Boutonne" y a continuación lee una larga cita de Fulcanelli
en la que éste compara la estructura del mercurio filosofal a una red o a una
malla trenzada: "La inscripción
gravada sobre la filacteria de nuestro artesonado dice: MORI.POTIUS QUAM.FEDARI,
"antes la muerte que la deshonra", bella y noble máxima de Ana de
Bretaña; máxima de pureza, aplicada al pequeño predador de pieles blancas
objeto de las solicitas atenciones de su elegante y complaciente poseedor. En
el esoterismo del Arte sagrado, el armiño, imagen del mercurio filosófico,
señala la limpieza absoluta de un producto sublimado, que la adjunción del
azufre, o fuego metálico, contribuye a hacer más explosivo aún [...] En lo que
respecta a la reja, nos revela quienes son estos signos exteriores que, según
los Adeptos, constituyen el mejor criterio del producto secreto y facilitar el
testimonio de una preparación canónica y conforme a las leyes naturales. La
reja trenzada que sirve de jaula al armiño y, realmente, lo rodea al mercurio
animado, bastaría para explicar el dibujo de los estigmas en cuestión [...] Y
el carácter propio del mercurio es, precisamente, el de afectar a su superficie
con una red de líneas entrecruzadas, trenzadas del estilo de las cestas, los
capazos, paneras, etc Estas figuras geométricas, mucho más aparentes y más bien
grabadas cuanto más pura es la materia, son un efecto de la voluntad
todopoderosa del Espíritu o de la Luz. Y esta voluntad imprime a la sustancia
una disposición exterior cruciforme y da al mercurio su signatura filosófica
efectiva. Esta es la razón por la que comparamos este trenzado a las mallas de
la red que sirven para pescar el pez simbólico; a la panera eucarística que
lleva la _I?è_ de las catacumbas romanas; al pesebre de Jesús, cuna del Espíritu
Santo encarnado en el Salvador de los hombres; en la cuna del Hércules niño,
ahogando a las dos serpientes enviadas por Juno y al de Moisés salvado de las
aguas; a la mona de Pascua, portadora de los mismos carácteres, al pastel de la
Caperucita Roja, probablemente la más encantadora encarnación de estas fábulas
herméticas que son Los Cuentos de mi Madre la Oca". A partir de ese
momento, Dalí cada vez que quiere representar al "mercurio
filosófico", lo hará mediante líneas entrecruzadas: "En mi cuadro, allí donde hay los trenzados, resulta incluso,
según mis últimas investigaciones paranoico-críticas, que las estructuras de la
panera, vistas al microscopio electrónico corresponden exactamente a las del
mercurio".
Dalí conocía la obra de Fulcanelli, el alquimista del siglo XX y para él la alquimia era, junto con la Magia ceremonial, la gran "ciencia sagrada"...
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